Videojuego shooter en primera persona ambientado en la Segunda Guerra Mundial.
Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:
Esta es una estimable contribución de McCreary a la popular saga de videojuegos que, sin ser innovadora u original, sí que explora con solvencia en el terreno de la inmersión del jugador. El compositor aporta una música que por lo general es intensa y que dispone en casi todo momento para construir la experiencia de juego, procurando hacer al jugador partícipe de todas las situaciones que se van sucediendo y meterlo de lleno en la acción. Esto lo consigue con creces pues la música funciona muy bien como un elemento más del videojuego que, según cada situación, genera caos, tensión, frenesí, miedo, pero también drama o épica (si bien más convencional en este último aspecto). Y, aunque probablemente esta no será una de las aportaciones más relevantes de McCreary en los videojuegos, sí que logra ser un más que eficaz apoyo para el conjunto del mismo por su poder de inmersión, pues con ello logra en parte cubrir o maquillar algunas deficiencias del propio videojuego que sí sacan de la experiencia, como ocurre con los numerosos fallos en la IA de enemigos o el diseño de algunas fases del propio juego –presentando excesivos saltos a muy diferentes localizaciones– y que es donde la música también puede aportar algo de continuidad y cohesión, hasta cierto punto.