Una operadora de línea telefónica deberá enfrentarse a sus propios temores para salvar la vida de una joven, acosada por un asesino.
El compositor aplica una banda sonora de género con virtudes pero también con algunas carencias. Estructura su creación en tres frentes, bien definidos: música para concretizar la amenaza, música para generar tensión ambiental y música dramática. Es en la primera de ellas donde logra sus mejores resultados, en tanto traslada al terreno musical el poder y la capacidad de control de quien está acosando, haciendo que su presencia musical sea incluso más angustiante que su presencia física o referencial. Es una música contundente, elaborada, firme, lo que revela la inteligencia, astucia y también crueldad de su propietario. Sin embargo, la abundancia de músicas de ambiente y de acción (ambas son bastante convencionales) diluye mucho la capacidad expresiva de la primera, restando espacio. Finalmente, en menor grado de relevancia, hay música dramática para resaltar la indefensión y fragilidad de quienes sufren el acoso. De haberse fomentado un duelo entre esta y la primera, el resultado hubiese sido más eficiente. Pero los excesos de la segunda hacen que el resultado sea, aunque correcto, insuficiente.