Dos viudos se conocen cuando sus respectivos cónyuges han muerto en el mismo accidente de aviación, descubriendo que eran amantes. Entre ellos, también, surge la atracción.
Esta es la novena colaboración del compositor con Sydney Pollack, una partitura en la que, aunque emplea mayormente un jazz muy cálido, hay espacio para la salsa, la rumba y los temas intimistas, apoyados con un virtuoso piano del que saca el máximo partido, aunque su empleo en la película es muy deficiente.