Usuario: José Manuel Contreras Urrutia
Fecha de publicación: 21.04.2020
Hace poco y por accidente, descubrí que la versión en inglés de El Castillo en el Cielo (Hayao Miyazaki, 1986), tenía una banda sonora distinta a la versión original que yo conocía de toda la vida. Ocurre que cuando Disney decidió distribuir la película en Estados Unidos, habían pasado 14 años desde el estreno original, así que pidieron a Ghibli "actualizar" la música. Hisaishi se puso manos a la obra, no sólo orquestando pasajes que eran electrónicos, sino también componiendo para escenas que originalmente no tenían música (y que a mi parecer funcionaban a la perfección de ese modo). Entrevistado al respecto, Hisaishi dijo lo siguiente:
"Según la gente de Disney, el público no japonés se siente incómodo si no suena música durante más de tres minutos (ríe) [..] Especialmente ocurre con las películas de animación occidentales, que tienen música de principio a fin. Si agregábamos música nueva a la existente, no sería coherente una con otra, así que decidimos rehacer toda la música. La manera americana de poner música a una película es muy sencilla. Sólo ajustan la música a los personajes. Por ejemplo si aparece un ejército, escuchas el tema del ejército. La música explica las imágenes de la película, ese es el punto de la música en Hollywood. Aunque entendía ese punto, yo había evitado esa manera de trabajar, ya que sentía que terminaría haciendo música aburrida. Sin embargo con rehacer ésta banda sonora aprendí mucho. Creo que el resultado es bueno y el Sr. Miyazaki quedó muy conforme con el cambio".
A priori, no considero necesario el cambio, y dudo que las audiencias norteamericanas hubiesen tenido problema con la “escasez” de música o su sonoridad electrónica. Sin ir más lejos, una película con características musicales parecidas, Nausicaa, no sufrió ninguna modificación y fue igualmente exitosa. Atribuyo esa supuesta preferencia de las audiencias al mero descriterio y desconocimiento de los productores, que acostumbran a modificar todo material audiovisual extranjero que importan. Al menos es positivo que los cambios los haya hecho el propio Hisaishi y no terceros, como pasó en Azul Profundo por ejemplo.
?Dicho eso, me arriesgo con una teoría: me da la impresión de que Hisaishi adopta esa manera "americana" como él le llama, en películas que vendrían después, comenzando con "La Princesa Mononoke”. A partir de ahí, las películas del binomio Miyazaki-Hisaishi tienen un uso mucho más extenso de los temas centrales, contratema y de personajes, que en otras anteriores como Kiki, donde el despliegue temático es más acotado. Es un cambio de dirección que siempre me llamó la atención y que tendría en este evento su explicación. Aún desde un punto de vista pragmático tendría sentido, ya que hacer una banda sonora con metodologías más “hollywoodenses" aseguraría un rápido proceso de internacionalización de las películas, sin sacrificar calidad y precisión.