Basada en una historia real sucedida en Alaska. un hombre contrata prostitutas a las que luego secuestra, tortura y viola para, finalmente, darles caza como si fueran animales.
El compositor firma una convencional partitura en la que su música sirve para recrear un entorno opresivo y claustrofóbico en lo ambiental y demencial en lo emocional, remarcando la locura y la decadencia del asesino, así como su poder. Lo contrasta con otra música, muy sencilla, aplicado para lo dramático y que cuenta con un tono moderadamente desolador y desesperanzado, en una lucha de poder que vence el primer tipo de música. Es, sin embargo, una creación que no logra en ningún momento la personalidad que pretende.