Poco antes de contraer matrimonio, un hombre descubre la existencia de otro hombre en el pasado de su novia, sin que esta pueda hacer nada por evitar unos celos crecientes tan obsesivos que les llevan a ambos a tomar una drástica resolución final.
Partitura que resalta un cierto sentido piadoso por el personaje que sufre los celos, mediante afligidas melodías que hacen palpable su patetismo y que, en contraste con un motivo de rígida percusión, provoca una impresión de amenaza fatídica.
El compositor elude lo que podía ser previsible y no remarca con su obsesiva música el cariz ofuscado del protagonista, sino que subraya su vulnerabilidad, convirtiéndole más en víctima de sus propias perturbaciones que no en verdugo. Su posición es la de reflejar melódicamente las impresiones emocionales tanto desde la perspectiva de la sufrida novia como del omnipresente José (el examante), a quien se aplica el motivo más destacado de la partitura, de contundente e implacable percusión.
Este motivo resulta ser el más amenazante de toda la creación y, por tanto, está dirigido en contra del protagonista, en particular en la escena final, donde esa música conduce a los personajes a su trágico destino.