Una familia se instala en su nueva casa, cerca de la cual hay un cementerio que les va a ocasionar no pocos problemas.
Al Christopher Young de las obras maestras del género de terror ni está ni finalmente se le espera en esta insípida, insustancial y perezosa banda sonora que se limita a ir siguiendo los acontecimientos del resto del filme sin añadir nada que sea mínimamente interesante. Esta es la música que cualquier compositor principiante podría haber creado, y de haber sido así podría ser incluso aceptable. Pero no en el compositor de referencia en el género, que aquí es banal en lo dramático e irrelevante cuando no patético y pretencioso en lo terrorífico. No es solo la ausencia de un tema musical que pueda poner rostro a algo, que lo defina y permita la referencia, pues puede haber sido algo deliberado, es que tampoco en su variedad de temas genera nada que no sea apatía y aburrimiento, porque todo es música gris, funcional, que nada aporta y a nada lleva, y que es completamente incompetente para crear algún ambiente. Todo ello es lo que acaba siendo un lastre para el resto del filme.