La vida del escritor Émilie Zola y su compañero de colegio, el artista Paul Cézanne, con quien mantendría una larga y fraternal amistad durante toda su vida.
El compositor firma una exquisita, colorida y elegante creación lírica y dramática, que gira en derredor de un notable tema principal que expone un cuidado tono de melancolía y evocación, refinado y clásico, y que sirve para estructurar un discurso musical donde se suman diversos matices que se yuxtaponen y combinan, y que incluso siendo contradictorios (la tristeza y la alegría, por ejemplo) forman un todo sólido y coherente, que evoluciona y no se estanca, llevádolo todo a una pletórica e intensa escena final, donde se incorpora alguna reminiscencia del Concierto 2 de Rachmaninoff, lo que ayuda a cimentar el toque clásico, una referencia que el compositor en todo aprovecha en beneficio del conjunto de esta banda sonora.