En el París de inicios de siglo XX una cortesana ya retirada inicia un singular romance con el hijo de una colega.
Bella creación que recuerda, en muchos aspectos, la música elegante y refinada que caracteriza a Richard Robbins, en lo que concierne a la fusión entre lo nostálgico, lo estático y lo bucólico. Desplat desarrolla una obra que añade a eso un cuidado romanticismo y también cierto tono frívolo, con un sencillo pero hermoso tema principal como eje vertebrador, aunque su aplicación, estructura y desarrollo narrativo es en exceso deudor del cine de Ivory con música de Robbins.