Un hombre que se consume por la amargura y la bebida entra en una espiral de autodestrucción cuando, además, se queda sin empleo.
Partitura de gran belleza sustentada en el empleo de instrumentos de cuerdas y en un virtuoso violín que ejecuta con desgarro un tema principal reiterado pero sentido, con el que se expresa diáfanamente la soledad y tristeza del protagonista, pero con elegancia máxima, adquiriendo en momentos la forma de adagio.