A un pueblo francés regido por un alcalde muy conservador llega una madre y su hija e instalan una chocolatería. Los habitantes se revolucionan cuando perciben que esos chocolates son afrodisíacos.
Partitura en la que la compositora mantiene su característico estilo melódico, con una música dispuesta en forma de una sucesión de temas ambientales que refuerzan lo evocador y lo idílico, pero incide en elementos que son algo más dramáticos, aunque tratados con contención y delicadeza.