Historia de terror sobre un abogado que llega a un castillo para investigar el caso de la muerte de su dueño, un hombre, que según su mujer e hija, era capaz de invocar espiritus y fantasmas.
(Reseña de Mario Pons Sansegundo)
Con unos títulos iniciales no muy destacables, aunque efectivos en el género del terror y más en concreto en las películas italianas de aquellos años, esta banda sonora comienza su recorrido a través de la música de acción y con una atmósfera intrigante y perturbadora. En lo general, su estructura es más variada que el resto de películas de género ya que Aldo Piga empieza de manera potente en lo orquestal, con secciones estridentes de cuerda y empleando un pequeño leit-motif que será una de las claves más importantes de la película, muy característico durante todo el film y la partitura. Este leit-motif se empleará muy a menudo con muchas variaciones y con distintos instrumentos y siempre estará vinculado al difunto propietario del castillo, que va realizando aleatorias apariciones durante la película o simplemente cuando su nombre o inicial, la "J", aparece en alguna carta, en algún recóndito lugar del castillo o incluso en las visiones de su hija.
Y las sorpresas no acaban aquí, pues más adelante, tenemos el que, en mi opinión, es el mejor tema de la banda sonora: el tema de amor entre el protagonista y la hija del difunto apoderado del castillo. En la pista 6 (que es donde tiene su primera aparición), un clarinete y una sección extremadamente deliciosa de cuerdas, cambian de tonalidad y de estilo para presentarnos un tema digno de una película de género de aventuras y romance, un tema heroico, nostálgico e incluso con algún toque de Western que hace las delicias del tema y que además está vinculado a la perfección con el estilo del abogado y los paisajes que se alzan alrededor del castillo. El tema aparecerá durante varias ocasiones aunque no tantas como gustarían pero lo cierto, es que el romance tampoco tiene mucha cabida en el filme. Este tema también aparece una vez, mientras el protagonista contempla el espiritu de la hija del señor Jeronimous (el difunto señor de la mansión o castillo), cuando ésta era una niña, lo cuál es un tanto inquietante pero nos sirve para vincular a la niña con la mujer de la que ahora está enamorado el abogado.
Para la segunda parte de la edición discográfica y a partir de la mitad de la película, una vez los temas del señor Jeronimous y el tema de amor están ya presentados, Aldo Piga comenzará a jugar con distintas variaciones y con mucha música de terror y acción, que aunque sean efectivas son mucho más pobres que los temas principales y que sirven de mero relleno y para acompañar escenas varias sobre asesinatos y ataques sobrenaturales por parte del difunto apoderado. Se acompaña de una pequeña canción, un tanto gótica e italiana, que canta el espiritu de la hija hacia la mitad del film y también viene incluida la misma canción pero en inglés. Además de la música del filme y estas dos canciones, incluye dos Bonus, piezas interesantes y que no sobran en absoluto. Ambas son variaciones alternativa del final del film donde se incluye el tema del espiritu de la hija y el tema de amor: en uno se utiliza una tonalidad más suave con toques de cierta cotidianeidad y atisbos de celebración y en la segunda variación se usa una música más ligera, de iguales características que la anterior aunque con un poco más de importancia hacia la percusión y con más agilidad en lo musical.
Finalmente, su corta duración, la variedad de temas (el leit-motif del señor Jeronimous, el tema de amor entre el protagonista y la hija), los dos Bonus alternativos de la secuencia final de la película e incluso las dos canciones, hacen que la patitura se haga más amena e interesante respecto a las mismas de su género.
Se acompaña de Il mostro dell'opera (64).