Cuando un adolescente es diagnosticado con un cáncer óseo decide servir como inspiración a las personas que le rodean en el poco tiempo que le queda con vida.
El compositor firma una cálida creación sentimental que se ubica entre las abundantes canciones del filme, y que se destaca por su sencillo y retentivo tema principal, del que saca buen provecho y en el que la guitarra es, obviamente, el instrumento protagonista. En lo que resta, temas ambientales, de menor relevancia.