A fines del Siglo XIX las estancias ovejeras cubren cada vez más territorio en la Patagonia chilena. En 1893un mestizo chileno, un militar inglés y un mercenario estadounidense emprenden una expedición a caballo para delimitar y reclamar las tierras que el Estado le ha otorgado a un terrateniente.
El compositor aplica una breve pero intensa creación que evoca los aires del western clásico que progresivamente se van enrareciendo y llenando de tóxicos, hasta llegar a ser irrespirables. Eso ayuda decisivamente a generar el entorno ambiental y psicológico pesadillesco y quasi apocalíptico, también desolador y dramático.