Durante el transcurso de una noche, dos parejas en crisis intentan resolver sus problemas.
Como la película está sustentada en sus diálogos, la música del compositor se centró básicamente en el apoyo emocional de los personajes, con suavidad y sin interferir en las palabras. La partitura tiene precisamente un aire noctámbulo, muy apacible. Se acompaña con la banda sonora de Zulu (64).