Un hombre viaja a Marsella para visitar a su hija, en prisión por un asesinato que afirma no haber cometido, y lo intenta todo para demostrar su inocencia.
El compositor firma una sencilla y cálida creación con música inspirada en el folk que se aplica sobre el protagonista, particularmente en su tema principal, generando un aura de cierta melancolía y tristeza, que arrastra a lo largo del filme. Frente a estas músicas, otras para los entornos dramáticos, que funcionan por contraste. Es una banda sonora de modestas pretensiones, pero dispersa e inconcreta, algo tosca y confusa.