Al descubrir que fue adoptada, una mujer y su hija se trasladan a su pueblo de origen, donde los habitantes parecen querer guardar el secreto de su origen.
Partitura en la que el compositor desarrolla de modo cauto y elegante un doble nivel dramático que hace converger sutilmente: en primer lugar, una música para recrear un ambiente de contenida tensión; frente a ella, otra que va desvelando un tono afligido, melancólico y dolorido, que se va imponiendo al vencer la resistencia que le ofrece la primera, que funciona casi a modo de muro aparentemente infranqueable. En cierta manera, es la música de un descubrimiento, que no resulta agradable para la protagonista pero que sí genera alivio, de modo bello.