A finales del XIX, Londres vive aterrorizada por los asesinatos en serie de Jack el Destripador. Un Inspector de Scotland Yard se hace cargo de la investigación.
El compositor muestra en esta banda sonora una excelente eficiencia para la recreación ambiental del misterio y la intriga, con melodías pausadas que van calando poco a poco hasta alcanzar momentos de gran tensión. Hay algo de romanticismo y de ubicación musical en la época, pero abusa del innecesario empleo de sintetizadores. Se incluye una espantosa canción heavy metal a cargo de Marilyn Mason, perfectamente obviable.