Después de la muerte de su padre, un joven se vuelve perturbado hasta el punto que el juez ordena su arresto domiciliario. Las paredes de su domicilio empiezan a oprimirle y acaba convirtiéndose en un mirón a medida que empiezan a interesarle los pequeños acontecimientos que puede seguir desde las ventanas de su casa, entre ellos una sospecha que uno de sus vecinos es un asesino en serie.
Partitura convencional de suspense y acción, en exceso apoyada en una contundencia orquestal algo exagerada, pero en todo caso funcional y efectiva.