Un chico mudo se ve atrapado en su apartamento con un monstruo siniestro que aparece tras haber pedido un deseo.
Este es un filme de espacios reducidos y silencios que son ocupados por la música, con una partitura para el terror pero también para enfatizar la inocencia del niño protagonista, y su fragilidad. Voces y cantos espectrales generan una tensión creciente, y el uso de sintetizadores le da un aire ochentero muy interesante.