Un actor esquizofrénico interpreta el papel de Otelo, de Shakespeare, pero llega a confundir realidad y ficción y cae en las redes de los celos.
Como en tantas otras ocasiones, Rózsa fue el compositor idóneo para el retrato musical de la obsesión y la desesperación, llevados a un nivel de enorme intensidad emocional (frente al factor psicológico que caracterizó a Bernard Herrmann, por ejemplo). Escribió un tema principal de enorme poderío y también una melodía romántica llena de ansiedad y angustia. El suyo fue y sigue siendo un trabajo extraordinario. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio Hollywood: The Post-War Years 1946 - 1949 (80).