En un mundo apocalíptico habitado por bandas, un matrimonio cruza el país buscando refugio para poder sobrevivir.
El compositor firma una muy interesante banda sonora de género en la que explota y explora los patrones usuales en lo que a la recreación de un ambiente y entorno apocalíptico se refiere, pero incluyendo elementos bastante personales, menos habituales. Es, ante todo, una música para hacer irrespirable y tóxico el entorno en el que se mueven personajes y espectadores, y también para expandir un tono crepuscular, desolador, que habla más de muerte que de vida, ya no existente, aunque hay algunos momentos donde quedan restos (melódicos) de ella, revelados en la parte final. Se destaca sobremanera por el uso instrumental, más que notable, y por los momentos donde la música se posiciona de un modo claramente hostil, llegando incluso a emular una cacería. Un motivo musical reiterado entrelaza esta banda sonora que es sólida en su desarrollo y criterio.