De las cinco entregas de esta saga de filmes, cuatro de las cuales han llevado música del compositor, esta quizás sea la menos interesante. Vuelve a emplearse el tema principal de Randy Edelman para Dragonheart (96), cuyas referencias resultan lo más destacado de una bienintencionada pero apática y desganada creación perjudicada por limitaciones presupuestarias (samplers y librerías) y también temáticas, con falta de ideas nuevas y un tono general demasiado crepuscular y triste, aunque con algunos momentos lúcidos. Pero en su conjunto es decadente.