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La historia de un joven y su padre, encargados de dirigir el mejor taller de vidrio de Pakistán, quienes temen por una guerra inminente en la que no quieren participar. La llegada a su pueblo de un coronel del ejército y su hija, joven y talentosa violinista, sacudirá su realidad y pondrá a prueba la relación entre ambos.
Este filme de animación paquistaní se inspira estéticamente en el estudio Ghibli, al igual que se hace con la música, una bellísima creación de notable tema principal que conoce variaciones y que va pautando la evolución de la historia y sus personajes, con su mensaje antibelicista, que es hermoso y conmovedor. A pesar de su ubicación localista, el mensaje es universal y la música no tiene elementos étnicos precisamente para lograr esa trascendencia. El que los protagonistas creen preciosos vidrios, tan frágiles (una clara metáfora) es también un elemento relevante trasladado a una música delicada, y por otra parte en que el personaje de Alliz sea virtuosa del violín otorga protagonismo al instrumento, también emotivo en su elegancia y tristeza.
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