Una abogada recibe una oferta inesperada: tiene que ayudar a un temido jefe de cártel a retirarse de sus negocios y desaparecer para siempre convirtiéndose en la mujer que siempre ha soñado ser.
Este no es un musical convencional con canciones hechas para gustar y con las que empatizar sino con temas que se cantan para explicar y mostrar lo que viven y sienten los personajes, sus angustias, anhelos, fragilidades y fortalezas. Las canciones forman parte indisociable de la narrativa, pero también contribuyen a dar al conjunto del filme un tono de culebrón hiperbólico, excesivo y bizarro, contexto este en el que aparecen algunos momentos de íntima lucidez, con hondura dramática. Hay todo tipo de canciones, siendo algunas de las más destacadas Deseo, Papá, El mal o Mi camino. Respecto a la música instrumental, es sustancialmente de apoyo circunstancial y de tránsito entre las canciones.