Un hombre sufre un terrible desdoblamiento de personalidad, que le hace convivir con siete personajes a la vez, algunos de ellos apacibles... otros asesinos en su grado máximo.
Partitura convencional en cuanto a lo que concierne al refuerzo de la intriga. Destaca por la evocación a la traumática infancia del protagonista, a modo de canción de cuna deliberadamente patética y afligida, y al empleo ocasional de voces femeninas en la banda sonora, aplicadas como referente sensual.