Secuela de The Equalizer (14), en la que el protagonista debe enfrentarse a un caso en el que entrarán en juego sus sentimientos personales: su compañera ex-agente de la CIA ha desaparecido.
Convencional banda sonora de acción con uso de electrónica para la recreación del misterio. Todo resulta muy apático, despersonalizado e insípido, sin interés ni tan solo en los momentos más enérgicos.