Sátira sobre el Imperio Romano, en la que Escipión es un bravo guerrero cuya principal batalla es combatir las calumnias que se verten contra él desde los círculos de poder.
El compositor escribió distintas melodías para los principales personajes, pero siempre con música dulce y emotiva, en la que las flautas y la guitarra fueron los instrumentos más recurridos. Se acompaña de la banda sonora de Flavia, la monaca musulmana (74).