Usuario: (ignus) Ignacio Marqués Cuadra
Fecha de publicación: 17.06.2016
"Everybody's Gone to the Rapture" es un arriesgadísimo videojuego desarrollado por Thechineseroom, un estudio británico independiente que desarrolla nuevos conceptos interactivos y explora otras experiencias jugables a las ya conocidas. Es un juego que ha sido amado y odiado a partes iguales precisamente porque ofrece algo distinto a lo que viene siendo el concepto convencional de videojuego. Trata sobre las últimas vivencias de los habitantes de un pueblo de la campiña inglesa que, mediante un inexplicable suceso metafísico, todos desaparecen misteriosamente. Es un videojuego bastante filosófico, aunque también muy dramático y espiritual, que se centra en que descubramos las relaciones cotidianas de esas personas antes de desvanecerse de esa forma tan misteriosa y que, aunque se den pistas sobre posibles respuestas, aparentemente deja muchas puertas de la historia abiertas a libre interpretación, algo que la música consigue matizar bastante por otro lado.
La banda sonora fue compuesta por Jessica Curry, que como dato importante es también la directora del videojuego y ello explica lo extremadamente importante que ha sido la música para entender lo que nos propone el juego. Muy pocas veces una banda sonora de un videojuego había tenido tantísimo protagonismo e importancia como en este caso. En primer lugar, se trata de una música muy rica en elementos místicos y espirituales, muy evocadores y líricos, también melancólicos y con cierto cariz religioso que se aprecia especialmente en los temas corales (algunos incluso recuerdan a cantos de iglesia y muchas de sus letras se basan en salmos y versos religiosos cantados en inglés), y que además presenta fuertes influencias de la tradicional música inglesa pastoral (Vaughan Williams principalmente) por el entorno campestre en el que se desarrolla todo. Su principal objetivo es meter al jugador en la historia de los diferentes personajes y que al mismo tiempo se interese y conecte con ese misterio que el juego propone.
Como decía, parece que el juego deja muchas cuestiones a libre interpretación (científicas, metafísicas, filosóficas…), pero hay que destacar que la música aporta siempre una serie de matices que son clave para entenderlo mejor y, en cierto modo, ser en sí misma una constante explicación que hace que lo contemplemos todo desde ese punto de vista de lo místico y lo espiritual, que se acerca bastante al de ese arrebatamiento en la fe cristiana, a ese rapto que el propio título hace mención, en definitiva a un sentido que se puede interpretar como estrictamente religioso pero que también queda abierto a que el jugador le dé una interpretación más de tipo filosófica o astral a lo que nos cuentan. Y, lo más importante de todo, hace que entendamos ese suceso sobrenatural no como algo apocalíptico o terrorífico (que es precisamente la forma en que lo perciben los habitantes del pueblo) sino como algo más de tipo espiritual, expiatorio, (que es como lo verá siempre el jugador gracias a la música), siempre con unas melodías muy bellas, muy poéticas e inspiradoras.
Cabe también destacar que todos los personajes se representan gráficamente en el juego como entidades de luz que no tienen cuerpo ni rostro, solamente oiremos sus voces. Era de vital importancia que la música lograra que el jugador conectara con las historias de unos personajes que en ningún momento llegamos a ver físicamente (solo vemos esos recuerdos abstractos de sus últimos momentos antes de irse, porque el juego comienza ya con todos los habitantes desaparecidos). Pero es esta música tan dramática la que realmente logra transmitir lo que los personajes sienten en cada situación, aparte de lo que oigamos por sus voces y forma de actuar, cumpliendo también así la función de arroparles, protegerles y compadecerse de ellos hasta que cada uno “se desvanezca” al final de su propia historia, momento en que la música siempre cobra una mayor fuerza dramática, a modo expiatorio, incidiendo aún más sobre esos elementos tan espirituales y sugerentes.
En palabras de la propia directora/compositora: “Rapture es un juego íntimo”. Es un juego en el que cada jugador extraerá una conclusión personal, teniendo la música en este caso un papel realmente fundamental e influyente en nuestras conclusiones. Ésta es en definitiva una banda sonora que está siempre para explicar e incidir sutilmente en todo aquello en lo que el propio juego no puede sin la música, y es por todo ello una excelente banda sonora que supone un nuevo logro en la música de videojuegos como elemento narrativo.