Cortometraje de animación sobre un individuo que descubre una misteriosa cueva, que guarda desde siglos el legado de una civilización muy avanzada tecnológicamente.
Banda sonora en la que con gran precisión se van marcando las pautas de lo que será el final del relato. El compositor elabora su discurso en base a las apariencias, y con el propósito de aparentar explicación allá donde finalmente hay implicación, la del espectador a través del protagonista. Lo logra con la sencillez de un motivo reiterado que inicialmente muestra fascinación, pasa por una fase de incerteza, luego de ansiedad y expectación para luego derivar hacia un tono de moderada aflicción y desolación. Lo hace de modo muy sutil, no evidente, pero no es música de mirada sino de llamada, externa, que se va reiterando sumando otras músicas del entorno, que son músicas enfáticas, con coros, algo ampulosas, deliberadamente impostadas. Todas parecen ser empleadas para atraer y llevar hacia un lugar concreto a personaje y espectadores. Lo que suceda en ese punto justificará todo lo que ha sucedido desde el principio.