Documental sobre una secta australiana que secuestró niños y los sometió con drogas, fanatismo y abusos sexuales.
La compositora aplica su creación en los terrenos de la aflicción y la ambientación, en ambos casos con música turbia, dramática y oscura. Inserta elementos melódicos que ensalzan cierto sentido de piedad y afecto por los niños víctimas y en su resultado final acaba por ser inquietante y bella.