Revisitación de Vertigo (58) de Hitchcock, con la historia de un ejecutivo que pierde a su mujer e hija tras haberse negado a pagar el rescate de su secuestro y que, años más tarde, conoce a una joven con idéntico parecido a su difunta mujer.
Sobresaliente creación en la que el compositor aplicó su música en dos niveles dramáticos que hizo converger: música romántica (con un esplendoroso tema principal en forma de vals) y temas oscuros, siniestros, liderados por un obsesivo contratema y con presencia amenazante del órgano, entre otros instrumentos. Como ya hizo en Vertigo (58), Herrmann aprovechó el tema principal para apoyar pero también para volverlo en contra del protagonista, mediante transformaciones que lo enrarecían y pervertían. Su música, compasiva e inflexible a la vez, remarcó los aspectos más dolorosos pero también los más felices y la secuencia final de la película, con el duelo final entre contratema-tema principal, es explosiva.