Usuario: (manu) Manuel Monteagudo Lopez
Fecha de publicación: 25.02.2017
Fences es una cinta que posee un texto maravilloso debido a su procedencia teatral y que cuenta con un par de interpretaciones fantásticas de su dúo protagonista (Viola Davis se llevará la estatuilla dorada con toda probabilidad), pero que debido a, precisamente, su origen teatral se nota encorsetada en una puesta en escena que no termina de encajar en el medio cinematográfico, quizás por que se ha querido ser excesivamente fiel (lo cual es meritorio, por otra parte al respetar integramente el texto original). Hay obras de teatro que no necesitan ser adaptadas al cine, y quizás ésta sea una de ellas, pero eso no quita que posea unas interpretaciones fantásticas y un texto magnífico.
Respecto a la banda sonora de Marcelo Zarvos, su música pasa a un segundo plano de forma lógica. La importancia (y el respeto) que Washington pone sobre el texto, no permite a Zarvos desarrollar una obra que, aunque dramáticamente resulta bastante eficaz, se usa para momentos transitorios. Es una decisión consecuente, ya que los diálogos y las interpretaciones son suficientes para mostrar las emociones de sus protagonistas, y Zarvos, únicamente, está para apoyar aquellos momentos en los que el paso del tiempo pesa sobre los personajes.
Zarvos únicamente refuerza el drama con elegancia y sutilidad, de manera que sabe posicionarse en un termino bastante secundario del que no pretende sobresalir, pero que, de alguna manera u otra, refuerza ese drama interno por el que pasan sus personajes. El tema liberador con el que cierra y abre el disco, no podía estar mas justificado al residir la paz emocional por la que pasan sus personajes, mientras que en el resto su música resulta frágil y muy contenida (aunque su uso en el film no sea precisamente destacable).
Por lo demás, poco mas que añadir a una banda sonora que resulta eficaz por su manera de abordar la importancia del texto, sin reforzar demasiado (solo lo hace en contadas ocasiones) las emociones de sus personajes, que ya quedan claras y concisas en sus diálogos e interpretaciones. Zarvos se limita a reforzar las escenas de transición con elegancia dibujando el tono triste y dramático del film, para que así se libere en un clímax final emotivo donde, aquí si, la música cobra un protagonismo algo mayor. Su acierto es saber quedarse en un plano secundario para hacer mas intenso el drama por el que pasan sus personajes, sin que la música haga acto de aparición ante los momentos mas dramáticos del film.