Videojuego de rol de acción ambientado en el mundo de fantasía medieval Valisthea, controlado por seis facciones.
Reseña de Ignacio Marqués Cuadra
Final Fantasy es una de las sagas más longevas, exitosas y con mayor número de entregas en la Historia de los videojuegos. Cuenta también con algunas de las bandas sonoras más reconocidas y recordadas por los jugadores, empezando por Nobuo Uematsu con su monumental levantamineto de todo un universo musical a lo largo de las diez primeras entregas, pasando por el importante relevo de Hitoshi Sakimoto o Masashi Hamauzu y también por otras grandes aportaciones a tener muy en cuenta a cargo del propio Masayoshi Soken o incluso Yoko Shimomura. Y, a pesar de la incalculable cantidad de música que ya ha sido escrita para la franquicia, Soken consigue en nada menos que la decimosexta entrega una de las bandas sonoras más complejas e interesantes de toda la saga.
En estrecha consonancia con los requerimientos de este nuevo título –que plantea una historia oscura, probablemente también más madura y seria que la mayoría de títulos anteriores– Soken se ve en la obligación de conducir la música hacia un terreno mucho más grave, más sombrío, también más trascendental, más dramático, muy operístico, pero teniendo que ser plenamente coherente con todo lo hecho anteriormente, dando continuidad a los temas centrales de la saga y sin faltar al sentido épico y fantástico que siempre la ha caracterizado. Esto explica que Final Fantasy XVI cuente con una de las músicas más originales e interesantes de la serie.
En primer lugar, respecto a los temas preexistentes de Uematsu, la obligada transformación del mítico arpegio –el tema principal de la saga– cambiando de modo mayor a modo menor ya es un inconfundible indicio de ese giro de timón que ha tenido que dar la música en esta entrega. No solo por su oscurecimiento a nivel estético sino también por su significado narrativo a lo largo del videojuego. Lo mismo ocurre con la fanfarria de la victoria (interpretada por un coro de voces masculinas) y con otros temas preexistentes empleados.
En segundo lugar, y para ser un Final Fantasy, Soken ha puesto gran cuidado en la continuidad narrativa del videojuego mediante un gran número de temas centrales completamente originales: un total de nueve temas de personaje, cada uno de ellos compartido con su respectivo eikon (criatura de invocación), que evolucionan de una manera coherente según el devenir de los mismos y los acontecimientos del juego; y un total de ocho temas de localizaciones, además del gran nuevo tema de batalla. De entre todos ellos destacan el luminoso tema de Clive (el personaje principal) compartido con su eikon Ifrit, el hermoso y multimotívico tema de Joshua y su eikon Phoenix, el oscuro e imponente tema de Hugo y su eikon Titan, o el marcial tema del Ducado de Rosaria. Todo ello conformando uno de los entramados temáticos más extensos y complejos de toda la saga Final Fantasy.