En el Japón feudal del Siglo XVI un samurai debe escoltar a una princesa por tierras enemigas.
Como en tantas otras partituras escritas para el cine japonés del período, esta es una creación no contaminada por el sinfonismo Occidental -aunque sí hay momentos donde, por ejemplo, se incluyen pequeñas referencias jazzísticas- y en la que el compositor se sumergió en las raices de la música nipona para extraer de ella elementos ambientales y dramáticos. Esta es una partitura por momentos densa y nebulosa, y en otros ligera e incluso humorística.