Serie televisiva basada en la novela de ficción de Walter Tevis sobre la vida de Elisabeth Harmond, un prodigio del ajedrez que tendrá que hacer frente además de a sus traumas, adicciones y demonios internos a los perjuicios sociales de los años 50 y 60 para convertirse en la campeona mundial de ajedrez.
Reseña de Juan Manuel Alcocer:
El guitarrista y compositor firma una extensa creación que tiene, en general, un tono intimista y un aire clásico presente en toda la composición. El piano es el instrumento clave y sobre el que gira el resto de la orquesta, con un segundo papel relevante del violín, lo que da una sensación constate de dicotomía entre los dos instrumentos que pasan a representar el genio (piano) y la mente atormentada (violín) de la protagonista. Puede observarse cómo entre ambos, a lo largo de toda la composición, hay o bien una separación y enfrentamiento, o también un acercamiento y, al final, una conjunción que muestra la evolución personal del personaje de Beth.
A este mismo nivel pueden distinguirse tres tipos de músicas que definen el conjunto de obra: un primero centrada en la vida y en la personalidad de la protagonista, temas donde impera el piano, principalmente músicas más intimistas y bucólicas que tienen presencia en las escenas sobre la vida cotidiana de Beth y las vivencias y relaciones personales que van marcando su personalidad. Un segundo tipo se centra en el enfrentamiento entre el genio y su mente atormentada, que la llevan a las adicciones y a una tortuosa vida sentimental . Son los temas donde se da el enfrentamiento musical entre el piano y el violín que va evolucionando con la propia Beth. Finalmente una tercera tanda compositiva más dinámica y épica se centra en el propio juego del ajedrez y son los temas referentes a los entrenamientos y los torneos. Aquí el piano y el violín dejan de enfrentarse para formar parte armónicamente de la orquesta. En este punto hay que destacar los temas de los enfrentamientos con los demás ajedrecistas, en especial con el campeón mundial Borgov, donde la armonía piano-violín vuelve a romperse y el violín (representante de las adicciones y tormentos de Beth) se va apoderando poco a poco del tema para señalar la derrota del genio y por ende de la propia Beth, hasta que tenemos la evolución final de la protagonista, su victoria ante las adicciones y la conjunción final entre ambos instrumentos en una apoteosis orquestal que señalan no solo la victoria definitiva ante Borgov, sino ante la mente atormentada de la propia Beth.
Nos encontramos ante una composición compleja y elaborada que marca con maestría y exquisita brillantez sonora la evolución emocional, personal y el portento de la protagonista. Haciendo un maravilloso paralelismo musical entre el juego del ajedrez y el de la propia mente de la protagonista para convivir entre el genio y los demonios.