Continuación cinematográfica de la serie televisiva en la que la protagonista intenta seguir viviendo sin su amado, hasta que un día encuentra una carta que tal vez lo aclare todo.
Reseña de Gabriel Yong:
Esta es una banda sonora a la vieja usanza, heredera musicalmente del sentido melódico de Barry, pero a pesar de estos detalles virtuosos su valor reside en la completa vocación narrativa de su música, siendo que esta se maneja en varios frentes, aunque nunca quitando la atención del formidable tema principal.
En uno de los frentes que maneja la música está una completa evolución de uno de los temas que cambia su significado por uno de mayor fuerza dramática y llegando a cúlmenes poéticos, siendo este el tema que se asocia inicialmente a las cartas, su presencia es estática, casi sirviendo de motivo cuando Violet está escribiendo al igual que las otras chicas del servicio postal, pero este es un tema desganado con algunas luces, porque en el contexto de la película las escribanas están siendo poco a poco siendo reemplazadas por la tecnología encarnada en el teléfono tanto es así que tras los acontecimientos con el pequeño Yurith, este no puede hacer que Violet le escriba la carta final a su amigo, pero una de las compañeras de Violet le da la oportunidad a este chico moribundo de hablar con él y es ahí donde el compositor le da un giro de 180 grados a su música colocando el tema de las cartas una última vez pero dándole al fin un significado mayor, porque al final de todo el oficio de Violet y las escribanas es pasajero, desaparecerá con los años, pero lo que contenían esas cartas no, ya que en ellas estas escribanas colocaban los sentimientos de aquellas personas analfabetas que no podían comunicarse con los demás, siendo que con esta nueva tecnología estas personas ya pueden expresar diversos sentimientos salidos del corazón, siendo que este ya no sea el tema de las cartas solamente sino el de la comunicación propiamente dicho.
En otro frente tenemos el tema principal, uno de belleza arrebatadora siendo una música que buscará la conexión entre Violet y Gilbert, a pesar de que en un inicio es una música que solo evoca el recuerdo de ella por él, porque el comandante fue declarado muerto en la guerra que sucedió años atrás y tras saberse una pista de su paradero, el tema renace, expresa las emociones de desesperación de la chica por reunirse con él, bien llegados a la Isla donde supuestamente él esta ubicado, la música se vuelve más dramática, casi denotando desesperación de ella por verlo, pero cuando logra dar con su paradero, la música que en un inicio denotaba pureza se va destruyendo mientras Gilbert le dice tras la puerta de su casa que no desea verla nunca más porque no ha podido olvidar lo que la hizo sufrir en la guerra, donde el la llevo al campo de batalla y ella en una acción por salvarlo perdió ambos brazos, sintiendo él culpa por ello. Posterior a ello Violet corre desconsolada, herida por las palabras que ha escuchado y su música se va ensuciando, como lo hace ella al caer al lodo por accidente y encontrando un lugar para llorar amargamente.
Posteriormente en un atardecer y tras que llegue el hermano de Gilbert teniendo ambos una tensa discusión, llega una carta de Violet donde se despide y la música renace, porque al fin él sabe los sentimientos de la muchacha por su persona y corre despavoridamente hacia el vapor que estaba partiendo y con él va la música, intensa, expansiva, grandilocuente como en todo buen melodrama, que hasta modifica una de las canciones de la serie televisiva para que contenga el tema y así no destruya el discurso creado por el compositor, pero tras la emocional escena de la playa ya no se necesita la música pues está ya había llegado al culmen de su expansión aunque aparece ligeramente cuando con el montaje hacen una remembranza del primer abrazo que tuvieron ambos años atrás, siendo ese el momento donde el tema nació y nos condujo hasta este momento siendo un camino de muchos años, recorridos tanto por la chica como por el compositor.