Un asesino a sueldo decide retirarse, pero tendrá que enfrentarse a un clon suyo mucho más joven.
Reseña de Juan Carlos Jiménez:
Gran parte de la crítica ha coincidido en catalogar este filme como un producto que evoca el cine de acción de los años 90, algo a lo que ha contribuido tener a Lorne Balfe componiendo la banda sonora original. Con un sonido puramente electrónico (lleno de crescendos que buscan ser más trascendentales de lo que realmente son) la partitura suena inequívocamente a aquellos scores que pulularon a finales de siglo cuando Hans Zimmer y su organización Media Ventures se volvieron los referentes de dicho género en Hollywood. La obra busca de manera deliberada ofrecer este sonido (antaño de éxito) que desentona en una producción de 2019 y más aún en una película firmada por Ang Lee.
El director taiwanés ha demostrado con creces ser uno de los realizadores que más atención presta a la labor del compositor, tal y como ha demostrado en películas tan dispares como Se, Jie (07) Hulk (03) Life of Pi (12) o Brokeback Mountain (05), filmes donde compositores de prestigio como Danny Elfman o Alexandre Desplat pudieron experimentar con sus propios estilos de una forma algo más artesana. Sin ir más lejos, las dos últimas partituras mencionadas fueron merecedoras del prestigio de la industria con galardones de todo tipo, incluyendo premios Oscars y Globos de Oro.
La primera noticia que tuvimos en febrero, era que Marco Beltrami iba a hacerse cargo de la partitura. Una elección inspirada y que bien podría haber dado lugar a una banda sonora de género en base a las necesidades narrativas de Lee. Sin embargo, en junio se hizo público que Lorne Balfe iba a sustituirle, lo que dejó desconcertados a los aficionados: durante los últimos tiempos ha quedado en evidencia que cuando se contrata a un compositor diferente del original es porque la película tiene problemas para funcionar o que se teme por su vida en la cartelera. El trabajo del compositor se ha convertido en la labor más vulnerable del proceso creativo del filme, ¡se han dado casos en los que se ha rechazado el trabajo inicial y contratado a otros para realizar una nueva banda sonora a 10 días del estreno! Conociendo este tipo de situaciones, la marcha de Beltrami y elección de Balfe resulta un claro indicio de que la banda sonora de esta superproducción de millones de dólares ha querido ser controlada en exceso para no fallar. Si observamos quiénes son los productores de Gemini Man encontramos al poderoso Jerry Bruckheimer (impulsor absoluto del sonido Media Ventures) y a otros tres productores que sacaron adelante Mission: Impossible - Fallout (18), con música de Balfe.
Sobre la calidad de la propia partitura, poco hay que reseñar. Hay un motivo principal aplicado al protagonista de la película, el hombre géminis, que suena bastante similar al tema de los autobots que compuso Steve Jablonsky para Transformers (07) El resto se compone del típico sonido de acción que sirve de apoyo para la trama y el tema final, titulado como la película, busca emparejarse a los crescendo finales a los que nos ha malacostumbrado Hans Zimmer para el cine de Christopher Nolan. Aquí hay una utilización desmedida de la música, buscando en todo momento subrayar las aventuras de los protagonistas y la música de Lorne Balfe no consigue atrapar en ningún momento. Es una banda sonora que pretende crear atmósferas pero todo resulta tan artificial, tan oído ya a estas alturas, que acaba resultando una partitura al uso y sin personalidad alguna. Es más, en gran medida es este sonido lo que está confundiendo al producto como un blockbuster de los 90. La épica musical de las producciones Bruckheimer de finales de siglo ha sido tan explotado que a estas alturas ha acabado convirtiéndose en una parodia de sí misma. Que a estas alturas de la película, se inste a Lorne Balfe a recuperar dicho sonido (el citado Media Ventures) cae en el cliché más absoluto. Esta forma de musicalizar el cine de acción ya pasó de moda y ahí están las carreras de Trevor Rabin, Mark Mancina o Klaus Badelt, compositores interesantes a los que no se les ha permitido salir de este registro y que hoy no encuentran trabajo.
Curiosamente esta no es la única película que tiene Lorne Balfe en cartelera. Convive con Ad Astra (19) banda sonora escrita por el autor minimalista Max Richter y que en el último momento, tuvo que compartir crédito con Balfe pues se incorporaron temas nuevos suyos dentro de la película. A este ritmo, da la sensación de que Balfe se está convirtiendo en un compositor que lo mismo sirve para un roto que para un descosido pero lo peligroso es que en consecuencia está perjudicando a su propia personalidad musical. Se está empezando a bromear con que toda película vulnerable de tener su banda sonora rechazada, tendrá a Lorne Balfe como sustituto ya que además de los títulos citados, también ha sucedido con otros. Podría decirse que con esta forma de conseguir trabajo, Balfe es hoy el compositor más encorsetado de Hollywood pues su música se compone bajo la demanda de altos ejecutivos que no quieren que su película sea un fracaso. Para triunfar en la banda sonora original es necesario disponer ante todo, de una mayor creatividad.