Videojuego de acción y aventura ambientado en la isla de Tsushima en el año 1274 durante la primera invasión mongola. El samurái Jin Sakai tendrá que dominar un nuevo estilo de combate basado en el sigilo para derrotar a las fuerzas mongolas y luchar por la libertad de la isla. Jin se verá envuelto en un conflicto moral ya que, según el estricto código samurái, luchar sigilosamente es deshonroso. Tampoco recibe la aprobación de su tío, el señor de la isla de Tsushima, que es una figura paterna para él.
Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:
Este es un videojuego muy cinematográfico que está altamente influenciado por algunas de las películas más importantes del cine japonés sobre samuráis, como Shichinin no Samurai (54), Seppuku (62) o Ran (85). De todas ellas se inspira no solo en lo estético y escenográfico, también a nivel argumental y dramático ya que, en relación con la primera, en el videojuego hemos de reunir a una serie de guerreros para combatir una gran fuerza externa. En segundo lugar, la historia principal pone en crisis la utilidad de cumplir estrictamente el Bushido (código de honor samurái), que es un tema del que, en parte, se hablaba en Seppuku. Y, en tercer lugar, se desarrolla un conflicto dramático casi shakespeariano entre Jin Sakai, el protagonista, y su tío Lord Shimura, quien ha sido su mentor y una figura paterna durante toda su vida.
Los compositores firman una extensa banda sonora, muy notable, que cubre muy solventemente numerosas necesidades de jugabilidad, pero también cinematográficas debido al elevado número de cinemáticas y a la magnífica narrativa que presenta el videojuego. El reparto de bloques musicales entre ambos compositores está muy bien definido ya que Eshkeri se encarga principalmente del desarrollo narrativo (no solo en cinemáticas sino también en algunas partes jugables) mientras que Umebayashi se encarga de la mayor parte ambiental y de acción durante la jugabilidad. El resultado es una música muy elaborada con una gran unidad estilística y realmente genuina a la hora de incorporar las referencias niponas más ancestrales mediante instrumentación tradicional que, tanto en cinemáticas como en partes jugables, aporta una gran cantidad de elementos de ambientación, estéticos, épicos, dramáticos y emocionales que meten al jugador en el contexto en todo momento y elevan impecablemente la experiencia desde este punto de vista. Además, las transiciones musicales entre cinemáticas y partes jugables están bien resueltas en general y la música se adapta correctamente a las acciones o al estilo de juego (una música específica para el combate, otra para el sigilo, otra de exploración, etc).
En cuanto a la parte narrativa, Eshkeri se apoya en una sólida estructura de temas que ayuda mucho a entrar en la dramaturgia que expone el videojuego. Lo hace explicando en numerosas ocasiones a los personajes interiormente, poniendo en primer plano los conflictos a nivel moral relacionados con la tradición samurái, la deshonra, etc. También elevando la historia a nivel emocional, si bien peca en varias ocasiones de una aplicación confusa con algunos de estos temas (quizá por motivos ajenos al compositor). Y pese a que estos aparentes errores de aplicación restan brillantez en el desarrollo a nivel narrativo, lo cierto es que el planteamiento funciona y queda bien expuesto, aportándose una expresividad dramática formidable en la mayor parte de los momentos donde el videojuego lo requiere.
Para explicar el conflicto interior del protagonista (Jin Sakai) que, con tal de sobrevivir e intentar liberar Tsushima de los mongoles, se ve constantemente en la tesitura de incumplir aquello en lo que fue enseñado por su tío Lord Shimura, Eshkeri establece cinco temas centrales:
No parece existir temas centrales para los mongoles ni para su líder, Khotun Khan. Sin embargo, sí poseen una música propia que en general es oscura, amenazante, y que se manifiesta mediante el empleo de instrumentación tradicional de dicha cultura. Esta es utilizada, al igual que la nipona, con autenticidad. Uno de sus elementos más característicos es el uso del canto gutural khoomei, pero también otros instrumentos como el arpa de boca tradicional, el morin khuur o el tovshuur, entre otros. Resulta especialmente interesante el choque que se produce entre esta instrumentación y la japonesa en algunas piezas de acción.