Las tretas de dos timadores para dar un gran golpe a un jefe mafioso, al que hacen creer que son expertos jugadores de cartas.
Hamlisch adaptó íntegramente música ragtime de Scott Joplin, lo que resultó perfecto tanto para la ambientación de la historia (los años 20) como para dotar de gracia y picardía a toda la película. Además, la popularizó.