Cuatro amigos hedonistas se reúnen en una mansión con la idea de suicidarse comiendo sin tregua. Pronto añaden a la gula otro pecado capital: la lujuria, y así empiezan a llegar prostitutas.
El compositor participó en esta desenfrenada orgía de gula con un sencillo y deliberadamente vulgar tema musical, de aire retro, que le sirvió para hacer más sórdido y soez el ambiente.