En cierta manera, remake de King Kong (33), con un enorme gorila encontrado en Africa y trasladado a Hollywood para actuar en un 'night-club'.
Siguiendo la estela de lo que hiciera en su momento Max Steiner, la partitura de este filme se sustancia en un motivo de siete notas que referencian al animal, dotándolo de poderío pero también de cierta ternura. En el resto, música percusiva, agresiva y amenazante, con obvias referencias tribales. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio Mighty Joe Young (and Other Ray Harry Harryhausen Animation Classics) (05).