Un estafador profesional se cita online con una adinerada viuda a la que pretende estafar.
Un arranque prometedor en el tema inicial augura una música que va a jugar en el terreno de la duda, la ambivalencia, el engaño, y también el juego, tal y como se corresponde -y así se avanza- a lo que es la película. Pero el compositor es incapaz de mantener y desarrollar esa buena idea, y la música va perdiendo fuelle e interés a medida que transcurre la acción. Poco a poco, así, va difuminándose y limitándose a subrayar lo que es obvio y lo que ya está expuesto, siendo particularmente incompetente en lo dramático y finalmente poco necesaria.