Basada en una historia real sobre un adolescente que jugaba a Gran Turismo, juego en el que ganó una serie de competiciones patrocinadas por Nissan, y que le sirvió de trampolín para acabar convirtiéndose en un piloto de carreras profesional.
La música de esta película tiene por objetivo el dar énfasis y epicidad a las escenas, involucrar a la audiencia y hacerla sentir partícipes del espectáculo. Se conjunga con los efectos sonoros, mucho más relevantes que la propia música para la consecución de esa experiencia, y aportan un tono festivo con temas dinámicos y hasta bailables, que funcionan muy bien en esas intenciones. Luego hay la inevitable -y consabida- parte dramática donde el objetivo es dar énfasis a las emociones de los personajes, y aquí la música es muy llamativa pero completamente vacía, que solo busca la impresión, no la explicación.