Película de terror que, pese al título, no es una secuela de Halloween (78). Narra la macabra maquinación de un diabólico fabricante de juguetes por eliminar a cuantos niños pueda en la noche de Halloween.
Pese a no ser propiamente una secuela, Carpenter puso la música y siguió en la misma línea que había aplicado en su mítico filme, si bien de manera más rutinaria y convencional, con empleo de sintetizadores y temas opresivos.