Cortometraje documental, experimental, que contrasta el silencio del desierto con el bullicio de la vida urbana.
Intensa, apasionada y caótica creación ejecutada con cuarteto de cuerda y destacado empleo del piano. Para el compositor, "fue un fantástico proyecto. El director me permitió componer con absoluta libertad lo que entendí que era mejor para el proyecto. La ausencia de diálogos y efectos de sonido determinaron que la música tuviera una importancia fundamental en la película. De ésta manera, pude experimentar con un color y lenguaje musical nuevos. El bien conocido Cuarteto de cuerda Arriaga realizó un excelente trabajo en la grabación en Bruselas". Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio II Jerry Goldsmith Awards (97).