Dos hermanas, que nacieron juntas y fueron separadas en el quirófano, son radicalmente opuestas entre sí: una de ellas es cándida y bondadosa; la otra, una perturbada asesina.
Cuando De Palma preparaba este filme contrató a Herrmann por insistencia de Paul Hirsch, montador de la película, que le indicó que el filme ganaría fuerza si se incluía música cercana al estilo de Psycho (60).
El compositor mantuvo posiciones encontradas con el director: De Palma no quería que se compusiera tema estridente alguno para los créditos iniciales, pero Herrmann le dijo que era necesario si se deseaba crear el ambiente adecuado. Después, De Palma solicitó que mantuviera ese nivel hasta la llegada del asesinato, mas Herrmann, le tuvo que volver a indicar la carencia de sentido en la intensidad cuando el crimen aún no se había cometido. Finalmente, las tesis del compositor se impusieron y compuso una inquietante melodía que retrata la mentalidad infantil de la protagonista y que muestra al inicio, en las contundentes imágenes de los fetos unidos.
Después vuelve a ese tema -de forma infinitamente más agitada- para la escena del primer asesinato. Esta secuencia musical fue acertadamente calificada como el 'berrinche infantil de la protagonista', en tanto que refleja la pesadilla mental de la mujer, no lo que acontece en sí. Además, Herrmann sabe jugar muy bien con la potencialidad del silencio en determinados instantes, utilizando la música sólo cuando ésta es absolutamente determinante.