La dueña de una casa de juego no desea que su hija se relacione con los tipos que frecuentan su local, pero la joven se enamora de un mafioso...
En la línea característica del compositor en el género del cine negro que tanto ensalzó en los años cuarenta, esta es una música de choque, de brutal embiste, entre dos fuerzas musicales descomunales que se enfrentan en un contexto de oscuridad (el mal, el peligro, la amenaza) frente a la luz (el amor), y a la inversa. La música del mal es una música de aires siniestros, pesada y grave, pero en lo dramático lleva un componente de culpa y de remordimiento, de dolor, de advertencia, que la convierten en una música rica y muy explicativa. El amor es a su vez explicado con dos temas románticos (los dos hombres frente a la joven): uno es dolorido y amargo mientras que el otro -el principal- lleva inicialmente mucha carga negativa pero alcanza su esplendor, ya liberado, y es bellísimo. Una pequeña gran lección de narrativa cinematográfica clásica.