Creación no cinematográfica que corresponde a la partitura que el compositor escribió para la película La lengua de las mariposas (99) y que fue rechazada y sustituida por otra de Alejandro Amenábar. Illarramendi fomenta con su música un mayor cariz dramático, en el que se deriva de lo idílico hacia lo trágico partiendo de un adagio y de exquisitas melodías que se desarrollan coherentemente hasta su apoteósico final, casi operístico, dotado de gran fuerza y energía.