Un accidente hiere gravemente a una niña y a su caballo, quedando en ambos secuelas psíquicas. La madre de la muchacha los lleva a Montana, en busca de un cowboy conocido por su habilidad para comunicarse con los caballos, con la esperanza de que recupere la docilidad del suyo y, de paso, la de su hija.
En esta banda sonora el compositor se mantiene fiel a su estilo melódico e instrumental, pero incide, por necesidades de la propia película, en la música folk norteamericana, dado que en el argumento hay algo tan típicamente estadounidense como un cowboy y su trato con los caballos. Al margen de eso, el compositor recrea con su partitura un entorno de paz y de calma con temas pausados y melancólicos, que sirven para reflejar el ambiente en el que transcurre la historia.